La respuesta dócil de su V8 Biturbo, conjugada con una altura de caja suficiente y su geometría y tarado de suspensión resultan en un coche utilizable a diario, en el que incluso disponemos de dos plazas posteriores pensadas para trayectos cortos o para ampliar el espacio de carga, como maletero adicional.
El área central del salpicadero está presidido por una pantalla táctil de 10,25 pulgadas desde la que controlar el sistema infotainment. Frente al puesto del acompañante también encontramos una doble pantalla que permite controlar varios parámetros del Ferrari Portofino.
En resumen, es un coche que sale brillantemente del paso tanto en conducción deportiva, gracias a su potente motor y su rápida caja de cambios de doble embrague, como en largos desplazamientos o en paseos aprovechando el buen tiempo con el techo escamoteado. De ahí, la buena aceptación que ha tenido siempre en el Club.
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